Cual fue mi sorpresa cuando la vi ¡vaya cachondeito había en la clase!, los poquitos que eran estaban súper excitados e imparables (en plan simpático, parecían una panda de primos).
El caso es que la profe estuvo muy hábil, sacó lo que parecía un monstruo hecho con una caja y dijo: -¡Qué exaltados estáis, voy a sacar al monstruo come gritos!- Todos se pusieron muy contentos, ya sabían de qué iba la vaina.
La profe explicó que el monstruo tenía mucha hambre y que se alimentaba de los gritos de los niños, así que cuando abría la boca había que gritarle con todas las fuerzas para darle de comer, pero... al cerrarla ¡todo el mundo callado!. La verdad es que los chicos se desfogaron bastante y sirvió para que Clara (la profe) pudiese desviar la atención con más facilidad a la actividad que había preparado para los papis.
Pues en eso estamos ahora, hemos creado nuestro propio monstruo come gritos casero. Más pequeño que el de clase ya que aquí sólo hay dos gritones de los que alimentarse ¡así lo hicimos Ana y yo!.
El proceso ha durado unos cuantos días y ha sido muy improvisado, por eso no hice una foto de los materiales. Nosotras utilizamos una caja de quesitos, unos que son cuadraditos... se llaman Kiri (por si la tenéis en casa) y tiene una caja muy chula porque se abre deslizando ¡perfecto para una manualidad así!.
Mientras tanto Ana iba pintando de blanco un trozo de huevera que yo había recortado previamente y que, una vez estuviese seca servirían como ojos del monstruo.
Una vez pintados, mientras secaba, mi chica empezó a decorar la piel del monstruo con pegatinas que hacían las veces de verrugas. Y después dibujó unos dientes puntiagudos que ella misma recortó con mucho cuidado y bajo mi supervisión.
A mi me resultaba difícil pegar la huevera, quedaba demasiado frágil y estas manualidades hay que hacerlas resistentes. Se me ocurrió utilizar una cinta que rodease la caja, queda muy bien y queda muy sólido.
Los últimos detalles fueron las pupilas que pintó Ana con su firma indiscutible: unos buenos pestañones. La nariz rosa es de goma eva y, como veis, los dientes los pegamos abajo con celo de tal manera que cuando el monstruo cierra la boca siguen superpuestos sobre la boca, eso le da un toque macarra muy molón ¿qué opináis?
See you later alligator!
pues mola mucho... si lo hacemos espero que los gritos que primero se coma sean los míos jiji
ResponderEliminarJajaja, buen comentario Esther :-D
EliminarMe encanta el monstruo come-gritos. No sé por qué esas cosas funcionan más en clase que en casa, pero le daremos una oportunidad...
ResponderEliminar¡Hola Delia!, tienes toda la razón, en clase funciona mucho mejor. Aunque tu ya lo sabrás... muchas veces lo mejor de la manualidad es el proceso y no tanto el resultado. ¡Gracias por comentar y compartir guapa!
Eliminaryo a ese papel le llamo papel pinocho, no sé si tendrá otros nombres. queda muy guay así de pelo punky :)
ResponderEliminar¡Claro, será papel pinocho! (efectivamente, comprobado en google), siempre me he perdido con el nombre de los papeles :-P Besos maja
EliminarQueda chulísimo. Y una pregunta ¿funciona tan bien en casa como en el cole?
ResponderEliminarBesazos.
¡En absoluto! jajajaja... has dado en el clavo con la pregunta :-D
Eliminares muy gracioso, en clase debe ser un éxito por el efecto masa!
ResponderEliminarp.d. yo lo llamo papel crepé xD
Mmm... segundo nombre para el papel pinocho, seguro que también se llama así porque me suena mucho.
ResponderEliminarMe encanta la idea!!!
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