Los profes de Ana

Se acerca el verano y con él cerramos un ciclo: LitlleAna cumplió los 3 años en abril y el curso que viene irá al "cole de mayores".  Por eso quiero dedicarle este post a los profes que mi hija ha tenido hasta ahora, los maestros de la escuela infantil.

Cuando Little cumplió 8 meses la llevé por primera vez a la "guarde", fueron tan solo un par de horas a menos de 100 pasos de casa pero ¡qué mal lo pasé!, y no porque no me fiase de Irene (la directora del centro) sino porque era la primera vez que dejaba a mi niña en unas manos que no fuesen las de su padre o abuelos.

Una vez pasaron esas dos confusas horas (no aproveché "mi libertad" en absoluto) fui a recogerla acongojada por mi sentimiento de mala madre (ya ves tú) y casi que al verla, más que felicidad sentí celos ¡estaba feliz en brazos de Irene... pero si la conocía de apenas 2 horas y un par de entrevistas!.

Pues bien, desde ese día han pasado ya casi tres cursos enteros y no hay día en no me alegre de haber dado este paso. Irene, Laura, Esther, Ivan, Sol, Marisa, Ana, Lana, David y Alba (todos ellos profes de Ana directa o indirectamente) han participado en la educación de mi hija y se lo agradezco enormemente.

Juntos hemos pasado sus constipados, infecciones, alergia alimentaria... dado los primeros pasos de Little, celebrado Navidades y Carnavales... hemos compartido mucho y muy bueno.

Pero Ana no es la única que ha salido ganando (conviviendo con otros niños que ahora son sus amigos, socializando con sus profes y papás de sus compañeros), David y yo también hemos aprendido mucho. Hemos ido de la mano de ellos a la hora de dar pasos tan importantes como la despedida del chupete y el pañal, aprendido a marcar las horas de sueño... han sido tantas cosas que, demasiado rollo os he soltado como para enumerarlas.


En fin, que me apetecía escribir estas líneas (pese a que, ya sabéis que en casa, el que escribe bien es mi chico) porque estas cosas hay que agradecerlas. Los maestros de Escuela Infantil tienen un trabajo tan gratificante como duro, no es nada fácil lidiar a veces con la rabieta de un hijo como para manejar a quince ajenos sin perder los nervios.

Bueno, se acaba el capítulo de Dora la Exploradora y con él mi tiempo para escribir.
See you later alligator!.